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En un día fresco y soleado de Abril, me reuní con docenas de artistas, escritores, editores y administradores de arte de los rincones más remotos del Medio Oeste en los verdes jardines y las salas de reuniones dentro de Haymarket House en Chicago. Se sentía la alegría inquebrantable del cambio de clima y el espíritu creativo y eléctrico se daba a conocer con la brisa. Durante los siguientes dos días y medio, nos recostamos uno junto al otro sobre mantas de picnic y llenamos el edificio de risas y conversaciones enriquecedoras.
A lo largo del tiempo que pasamos juntos, la energía del grupo fluyó y refluyó con la intensidad de una reunión de organización comunitaria hasta la alegría de una reunión familiar.
Sixty Inches From Center o Sesenta continuó iniciativas previas para construir coaliciones y fortalecer redes de apoyo para escritores de arte y publicaciones culturales en todo el Medio Oeste. La programación se centró en la preservación cultural y las prácticas liberadoras que sitúan la escritura y la publicación de arte en la intersección de los archivos, la organización comunitaria, y el defender nuestro trabajo. Durante horas, un grupo de no muy conocidos participaron en una práctica que rápidamente se ha vuelto poco común en nuestra cultura: el escuchar, y finalmente dejaron de ser desconocidos para convertirse en amigos.

La escritura sobre arte es inherentemente inclasificable. Se sitúa entre el periodismo, la literatura y la escritura académica, y más allá de ellas. Abarca la écfrasis, el ensayo personal y el archivo. Es comun que la fluidez y la expresividad de la escritura sobre arte dificulten su categorización y, por esa razón, su modo de poder aplicar para fondos. Es común en estos días que plataformas tradicionales cortan su cobertura artística y cultural, y que las instituciones académicas pierden financiación, sin duda la escritura sobre arte desempeñará un papel fundamental para seguir escribiendo sobre arte y cultura.
En palabras de la fundadora de Sesenta, Tempest Hazel, “Hay una falta de apreciación por el trabajo que hacemos hasta que estamos en crisis.”
Todos los que participaron en este íntimo encuentro hicieron evidente que el Medio Oeste es increíblemente creativo, ingenioso y rico en talento. En estos tiempos en que más comunidades rurales se enfrentan a un entorno político y social cada vez más hostil, los artistas y escritores abren un camino para archivar e iluminar las bellas culturas que existen y resisten en estas regiones.
Juntos, el grupo comenzó a desarrollar estrategias e ideas en torno a una red regional que prioriza las necesidades y experiencias de las personas creativas indígenas, diaspóricas, queer, trans y con discapacidad. Los recursos y el apoyo necesarios para la formación de coaliciones y más sustentación en las artes eran inmensos, pero ciertamente no imposibles.

“Necesitamos ser explícitamente radicales,” dijo Treasure Shields Redmond, una poeta, artista y educadora que vive en East St. Louis.
El origen de la palabra radical significa “raíz.” Ser radical no se trata de una actuación superficial, sino de una forma ancestral de vivir en el presente. Requiere crear condiciones de seguridad para los más vulnerables y ampliar nuestra capacidad de asumir riesgos y resistir, incluso en cualquier modo que puedas ayudar.
Las instituciones artísticas y culturales nacionales y locales se han apresurado “a dar su consentimiento previo,” como lo describió un participante, ante la acción federal contra la diversidad, la equidad y la inclusión en USA. Gran parte de este cumplimiento, y los compromisos éticos que conlleva, se deben al deseo de mantener fondos federales.
“La financiación federal conocida como grants es notoriamente insostenible y así es como funciona el mundo del arte,” dijo Livy Snyder, editora y escritora de arte de Sesenta.
El ecosistema artístico del Medio Oeste depende en gran medida de la financiación de grants locales, regionales y nacionales. Las restricciones que conlleva la financiación siempre han limitado la capacidad de las organizaciones para ofrecer una compensación consistente o controlar el uso de los fondos. Ahora, los pocos recursos que apoyan a las personas creativas pertenecientes a minorías están siendo recortados drásticamente.
Antes del inicio de la segunda administración Trump, la escritura y la producción artística ya dependían del trabajo de bajos salarios de escritores independientes así como de contratos cortos. A lo largo de la reunión, los escritores platicaron constantemente sobre la cantidad de tiempo e investigación que requiere crear textos sobre arte que honren a su tema.

“Quienes nos piden que escribamos estas historias rara vez comprenden lo que significa pensar junto con estos proyectos”, dijo Camille Bacon, editora de Jupiter Magazine. Se espera que los escritores aporten el rigor de la investigación académica, pero solo se les paga por el producto final, no por el extenso proceso que requiere su creación.
Los escritores cargan la responsabilidad de pagar las entradas a exposiciones y el acceso a datos de investigaciones, utilizando sus sueldos chicos, sujetos también a impuestos. Las oportunidades para que los escritores de arte trabajen fuera del modelo de contrato, en puestos más estables, a tiempo completo o parcial, han disminuido significativamente con los años, a medida que la industria editorial continúa reduciéndose y muchas publicaciones cierran.
Durante el panel “Después de cerrar: La vida de las publicaciones artísticas,” editores de editoriales que dejaron de imprimir hablaron sobre los desafíos de mantener las publicaciones y pagar bien a los escritores. Se compartió el sentimiento de que crear un periódico o revista analógico es esencial para honrar la objetividad de la escritura, y al mismo tiempo se hicieron preguntas más amplias sobre su sostenibilidad.
Stephanie Manríquez, de Lumpen Radio y la revista Contratiempo, redefinió la publicación como una celebración. Al permitir un calendario de producción flexible que se alinea con un equipo mayoritariamente voluntario, hay menos agobio y presión artificial al contar historias de la comunidad.
De igual manera, las conversaciones sobre la participación del público destacaron la importancia de hacer accesible la escritura artística a los curiosos del arte, ampliando así el público de personas que se sienten representadas e involucradas en la escritura artística mas alla de artistas. Líderes artísticos de publicaciones locales e internacionales destacaron el beneficio de ofrecer a los miembros de la comunidad la oportunidad de contar sus propias historias y cultivar un mayor orgullo por sus lugares de origen.

En un panel sobre publicaciones bilingües, la importancia de la accesibilidad en la escritura artística fue un tema central. Hablaron sobre la aceptación de la escritura en primera persona y el uso de spanglish o otras formas de expresión vernácula como forma de honrar la voz de la comunidad.
Christina Fernandez-Morrow, editora en jefe de Hola America, compartió pensamientos similares sobre la importancia de darles a los miembros de la comunidad latina en el Medio Oeste “la confianza para escribir sobre lo que aman y lo que saben.”
La necesidad de experimentación y colaboración fue la principal conclusión de la reunión. Personas de todo el Medio Oeste, con diversos roles en la industria artística, coincidieron en que nuevas formas de colaboración serían necesarias para sobrevivir a esta época de desinversión, censura y omisión.
Se compartieron modelos de financiación no tradicionales que les han funcionado en pequeña escala, como suscripciones o membresías incentivadas, diseño y venta de productos, y el alquiler de plataformas y herramientas a organizaciones de sectores similares. También se destacó el beneficio de la publicación cruzada como una forma de duplicar el presupuesto de una historia o proyecto y poder pagar más a todos.
Muchos administradores de las artes hablaron del poder comunitario y el éxito en regresar a grassroots modos de recordar fondos para publicar y otras iniciativas–no de la precariedad de los dólares filantrópicos.


En el segundo día de la reunión, mientras los participantes terminaban sus bagels y disfrutaban de sus cafés, el grupo debatió soluciones a las necesidades y desafíos de la comunidad. Jen Torwudzo-Stroh, crítica de arte, curadora, y editora de Sesenta planteó una idea original: la creación de un Premio de Escritores de Arte. La idea provocó sonrisas y afirmaciones: como creativos que se esfuerzan por contar las historias de nuestra cultura, la validación y la celebración son necesarias para recordar que lo que hacemos importa.
“Es interesante intentar seguir siendo creativo; [el trabajo] requiere un espacio de ensueño y un descanso,” dijo Felicia Holman, miembro de la cohorte de la Mesa de Críticos de Chicago, quien presentó el hula hula al grupo el segundo día de la reunión. La alegría y el juego se entrelazaron durante el tiempo que pasaron juntos, con los participantes haciendo collages y jugando con cámaras Polaroid también.
Así como la creatividad es orgánica y requiere de cuidado y descanso, también es lo mismo con las instituciones que buscamos co-crear. Incluso mientras las publicaciones cierran y los fondos se desplazan, los escritores de arte del Medio Oeste se preguntan: ¿Qué necesita nacer en este momento? ¿Qué se puede crear?
Para dar vida a algo nuevo es necesario que nosotros también estemos llenos de vida, vistos y valorados.


Al mover con intención, el Medio Oeste tiene la oportunidad de superar el agotamiento colectivo que conlleva afrontar las exigencias y limitaciones de los financiadores y crear un espacio que priorice las relaciones holísticas. Las conversaciones de Abril marcaron el inicio de un impulso para pasar de una afinidad geográfica circunstancial a una coalición estratégica y alineada con los valores que guía la escritura artística hacia una nueva era, una con la capacidad de presenciar y responder al momento presente, y con la agilidad suficiente para evolucionar hacia el futuro.
Mientras que uno y otra nos íbamos yendo en el último día, lentos para despedirnos, observé cómo los hilos de conexión parecían extenderse desde ese jardín soleado, hasta la ciudad, por toda la región, y más allá.

Sobre la Escritora: Jasmine Barnes (ella) es una escritora multidisciplinaria, facilitadora, y organizadora de comunidades viviendo en la tierra Potawatami en el lado sur de Chicago. Su escritura explora la cultura y la identidad desde una perspectiva de testimonio intencional y curiosidad. El trabajo de Jasmine se ha publicado en South Side Weekly, Sixty Inches From Center, Lucky Jefferson y City Bureau.

Sobre el fotógrafo: Seed Lynn escucha la historia vulnerable como la historia de la valentía, sin vergüenza ni estigma, sin argumentos ni dudas. Utilizando la costumbre, la cultura, la artesanía, y la teoría, la práctica artística de Lynn sitúa, no solo la expresión de esta valentía, sino nuestra capacidad de escucharla, como una medida de la salud personal y comunitaria. La propuesta de Lynn: Contemos las historias que debemos contar para estar bien. Como trabajador cultural, autor de memorias y documentador de la realidad y la divinidad de las personas Negras, las imágenes de Lynn sacan a la luz los mundos más amenazados por la opresión. Sus estudios más íntimos tratan de cómo nos percibimos a nosotros mismos, cómo se imagina ese recuerdo y cómo el recuerdo mismo, frente a la opresión, es un acto tan radical como una obra de arte.

Sobre la Traductora: Luz Magdaleno Flores (Ella/She) es la editora bilingual de Sesenta. Tambien conocida como DJ Light of Your Vida. Sus palabras y fotos han sido publicadas por Sesenta, Chicago Reader, Brown and Proud Press, South Side Weekly, Art Design Chicago, y muchos zines. @lightofyourvida